Las relaciones entre los seres humanos jamás son fáciles. Nacemos irresponsables y egoístas y poco a poco aprendemos como esforzarnos a ser humano, gracias a esos adultos que inician y sostienen el esfuerzo aún mas difícil de hacer de nosotros seres humanos.
Con ellos y gracias a ellos aprendemos los hábitos necesarios para manejar los miedos y los deseos, el como usar las palabras y las promesas, nos enseñan hasta incluso el uso de nuestros propios cuerpos.
En este sentido la familia “humaniza” el ser humano.
Claro, hay los que no quieren o no saben como relacionarse con sus parientes, ni con sus vecinos y aún menos con extranjeros. Muchos más han aprendido habitos que a penas funcionan entre las paredes de su ámbito familiar y que luego fracasan de manera catastrófica al nivel social o internacional.
Piensa en las guerras “civiles” (The American War of Independence, The American Civil War, las guerras de Cuba, las de Iraq, las dos coreas, Afganistán, etc). Son guerras entre parientes, entre amigos, entre vecinos.
Los problemas que originan con las relaciones humanas son problemas tan endémicos que se tardan muchos, pero muchos años para resolver. Las batallas para establecer los derechos de las mujeres, de los niños, de los creyentes, de los conquistados, de los enfermos, de los ancianos. Se tardan siglos. Milenio.